La creación del cementerio monumental de Milán, construido por Carlo Maciachini entre 1863 y 1866, atestigua el nuevo enfoque más festivo de los procedimientos funerarios en la Italia posterior a la unificación. Con sus características bandas de mármol bicolor, es un fascinante ejemplo de arquitectura ecléctica en la que se destacan aspectos del románico pisano y del gótico lombardo. Los estilos se unen en una única composición uniforme. Encerrado dentro de un muro, tiene dos galerías laterales que se unen en la entrada monumental central: el Famedio o panteón cívico. Este espacio, con planta de cruz griega, contiene tumbas, estatuas y placas conmemorativas de ilustres ciudadanos milaneses. La gran tumba de Alessandro Manzoni, por ejemplo, se encuentra bajo la cúpula octogonal. A lo largo del camino principal del cementerio se encuentran el Osario y el Templo Crematorio. A su alrededor hay tumbas, santuarios y esculturas que cuentan una intrigante historia de los desarrollos artísticos en Milán desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.